Si dicen que la Vida es tan corta…
¿Por qué dejamos de hacer tantas cosas que nos gustan para hacer tantas cosas que no nos gustan?
El capítulo sobre el propósito siempre es uno de los más emocionantes en el curso Des·cúbrete.
Tener un para qué no es una cuestión del cuerpo, tampoco de tu pensamiento. No es algo que decidas porque lo has reflexionado o porque te iluminaste ayer. De hecho, yo creo que no lo decides.
No estoy hablando de tener ese trabajo, ir a los fiordos noruegos en tus próximas vacaciones, salir a correr de una vez por todas o ganar más que el año pasado.
Tu propósito es aquello de lo que podrías pasarte horas hablando, aquello que te pone la piel de gallina y te hace sentir que tu Vida tiene un sentido y un valor. Y que, aunque un día te deje exahusto, contiene en sí mismo una dosis de energía extra para alimentarte mañana. Es aquello que harías aunque no te pagaran. Cierto es que todos los propósitos no están relacionados con nuestro trabajo. Hay quien airea su propósito escribiendo, cocinando para quienes ama, diseñando maravillas que nos conectan, creando arte que inspira, manteniendo buenas conversaciones o cultivando begonias.
Sé que no siempre es fácil saber cuál es el propósito de uno. Hay quien lo llama misión (a mi me suena a salvar el mundo). Pienso que tu propósito no tiene porqué ser visual o sonoramente grandilocuente, pero… Toma fuerza en la medida que supone que la Vida de alguien, y la tuya, sea más linda, más liviana, más fluida y con más significado.
Quizá compartas conmigo que siempre sabemos qué estamos haciendo, pocas veces somos conscientes de cómo lo hacemos y casi ninguna sabemos porqué y para que hacemos lo que hacemos.
Esa es la gran pregunta (bueno, son dos):
¿POR QUE?
¿PARA QUE?
El porqué te da los motivos y el para qué te muestra la intención y el camino.
Aunque tenía alguna idea, alguna sensación, alguna intuición… descubrir mi propósito me ha llevado un tiempo y me lo seguirá llevando porque puede vestir con ropas diferentes.
Volvía a casa llorando. Sucedía algunas tardes cuando salía de trabajar haciendo estrategias de marketing. Tenía que hacer un gran esfuerzo para motivarme. A algunos les parecía un puesto magnífico y seguro, pero yo me sentía profundamente triste y a quince mil quilómetros de distancia de mi misma. No es que supiera cuál era mi meridiano de greenwich pero tenía claro que no cruzaba por aquel despacho.
No soy muy miedosa pero lo de tener un pensamiento estratégico me llevó más tiempo. Por eso, no me costó abandonar aquel trabajo, sin embargo la aventura de alinearme con lo que soy y lo que amo hacer ha ocupado algunos calendarios.
Descubrir mi propósito ha supuesto un proceso de descubrimiento dónde me he preguntado qué me inspira, qué amo hacer aunque no me remuneren por ello, qué me devuelve la alegría en medio de una mala noticia, qué hay debajo de las capas de los deberías y cuál era el hilo conductor que compartían las mejores experiencias de mi Vida. También me acerqué a esas personas que caminan en la dirección de sus sueños. Entonces, extraños se convirtieron en conocidos. En conocidos dispuestos a compartir una de las experiencias más bonitas, valerosas, divertidas y enriquecedoras de mi Vida.
Aunque no voy a negar que conocerse no es tarea fácil. Seguro que lo has comprobado…
Pero no esperes a ser un experto o a tener un plan perfecto para vivir tu sueño.
Lanzarte a descubrir esa razón y esa intención ya vale la pena porque:
· Vas a ganar Libertad. ¿Sabes? No todos se atreven a parar y a mirarse… pero quien lo hace se vuelve tremendamente interesante.
· Te vuelves interesante porque te interesan los demás y es cuando compartimos que la Vida alcanza una de sus máximas expresiones.
· Ese campo más grande que nos cohesiona a todos se va a poner muy contento y, aunque hay días tremebundos, la sensación de irte a dormir satisfecho…. ¿no será una de las mayores riquezas?
· Cuando te dedicas a hacer lo que amas acabas convirtiéndote en alguien bueno para ello.
· Todos estamos aquí por alguna razón y a todos nos motiva algo. No es el privilegio de unos pocos.
No sé si te sirve, pero yo creo en ti.
¿Qué te hace levantarte de la cama cada día?