No creo que nadie pueda enseñarnos a ser lo que de verdad somos y a hacer las cosas a nuestra manera.
Si tienes suerte, y probablemente la tienes, te habrás cruzado con alguna persona inspiradora, que se escucha, que se ha atrevido a seguir su impulso y a dar un paso hacia delante.
Al mismo tiempo, poderosa como esas compañías, está tu voz. Lo que tú eres, cómo tú suenas. Una forma de ser que está esperando ser descubierta, aireada y compartida.
Porque lo más universal que podemos hacer es ser lo más personal.
Y si crees que has nacido siendo algo que no te gusta, tienes la osadía para ser mil cosas más.
Quizá pienses… pero es que no me conozco muy bien. No se exactamente quien soy.
Bien… ¿puedes recordar alguna vez que te sentiste regular? ¿qué te diste cuenta de lo que eras porque lo estabas perdiendo?
Es una sensación-brújula que te muestra qué te mueve, dónde estás, hacia dónde quieres ir.
Yo también he querido satisfacer a los demás, y eso es bonito cuando no va en contra de negarte lo que amas de ti y de tu aventura.
También he hecho “lo que tocaba”, “lo que debía”, para lo que “estaba preparada”.
Pero la verdad es que no me llevó dónde quería ir. Es una trampa eso de la preparación.
Para lo que estamos preparados es para ser relajadamente esa “edición limitada” que cada uno es. Cada persona tenemos algo que nos hace distintos.
Y creo que descubrirlo y compartirlo con este pelotita que da vueltas es una aventura que vale la pena.
Permitírnoslo y permitirlo genera, además, relaciones bastante interesantes…
Este no es un blog sobre como forrarte siendo fiel a ti mismo y creando negocios llenos de fuerza.
Este es un blog sobre ti y sobre mi, que podemos sentir caricias en el estómago cuando hacemos las cosas a nuestra manera.
Qué amamos, o lo intentamos, lo que somos y lo que hacemos.
Qué tenemos ganas de seguir sacándole brillo a ese diamante en bruto que se esconde en algún lugar.
Y que intuimos, que la mejor manera de hacer es ser.