¿ESPERAR A SER FELIZ O SERLO AHORA?

 

 

Lo de vivir en una nueva ciudad conlleva descubrir y crear toda esa red de tienditas y servicios dónde encontrar el mejor pan, buenas verduras, buenas terrazas para tomar unos vinos, sabias manos que te arreglen la ropa y te den un masaje y una peluquería que evite terapias.

Ayer fui por segunda vez a la peluquería que me recomendaron y me dejé en manos de Merche.

¿Sabes estas personas que tienen “brillo”? Es algo complicado de definir con palabras… como un punto de luz en la mirada acompañado de una sonrisa fresca.

Me rechiflan. Porque si se dedican a hacer croquetas, te hacen las mejores y si se dedican a diseñar camisetas, te quieres comprar una… o todas.

Hay pasión y entusiasmo en lo que hacen y contagian la sensación de que las cosas cotidianas son una aventura.

 

Me preguntó a que me dedicaba. Y fue fantástico que interrumpiera mi respuesta con un: ¡wow!, qué casualidad que justo estés hoy aquí, porque lo que tenía que contarme era más interesante:

Estoy cambiando algún aspecto de mi misma. Soy muy sensiblona y me afecta mucho lo que me digan los demás. Necesito que las personas me quieran y pueda hablar con ellas cómodamente porque sino me desinflo y no soy feliz. Me gustaría cambiar eso. Me cuestan los ambientes poco amables. Tendría que hablar menos… Cuando llego a un sitio y me pongo a charlar, después me suelo sentir culpable: ¿habré dicho algo inadecuado?

 Justo me acabo de leer un un par de libros muy interesantes, en principio se los regalé a mi madre, pero empecé a hojearlos y me apunto frases que me están haciendo pensar y cambiar, pero a veces se me olvidan… y vuelvo a lo mismo.

Merche no es la única que se derrite si no se siente feliz, expresándose tal y como es, esté donde esté, con quien esté. Es un must atemporal para ella.

Tampoco es la única a la que se le olvidan los buenos propósitos.

¿Y hasta qué consigas ser impermeable al entorno qué vas a hacer?  le pregunté con mi cabello envuelto en papel de plata.

Pues no lo sé… No me lo había planteado.

Ya.

Quizá no me espero, dijo. En realidad, conseguiré eso y luego querré otra cosa. Y eso no acaba nunca, ¿verdad?

 

Las peluquerías son grandes consultorios.

Y esto es lo que aprendimos ayer:

+ SER FELIZ ES UN META DEMASIADO EXIGENTE

¿Y si estoy feliz ahora con las pequeñas alegrías, placeres y… cientos de cosas buenas que hay en mi y alrededor?

 

+ EN LO QUE ME CONCENTRO, ESO ME GOBIERNA

En la Naturaleza hay escasez y abundancia. Puedo elegir a qué le presto atención… Porque eso es lo que voy a alimentar.

Ambas cosas están: es nuestra elección lo que provoca ese cambio.

 

+ CULPABLE ES INFELIZ

¿Quién no ha tenido la sensación de no estar acertando ni una?

Suele pasar cuando estamos pendientes de cumplir las expectativas de los demás.

La gran noticia es que NO somos responsables de cumplirlas, tu responsabilidad (y el mejor regalo que le puedes hacer el mundo) es ser quien eres y hacer lo que te hace sentir viva.

 

 + TOLERAR EL DOLOR Y LA INSATISFACCION

Como al Sol le nubla una tormentaza, o al verano le sigue el otoño.

¿Y qué? (hablaremos de este gran mantra en otro post… pronto)

Reconocer que somos frágiles (y eso nos hace grandes), sabernos parte de un aventura más grande que nosotros mismos y confiar al estilo “Pase lo que pase encontraré la manera de hacerlo. Y sé que incluso cabe la posibilidad de que acabe sintiéndome afortunada por lo que está pasando ahora”… Convierte el hierro en corcho.