Vivimos tiempos complejos, dónde sólo hay un paso de distancia entre caer y seguir caminando. Ambos lugares parecen necesarios.
Aún así, preferimos ir hacia delante que caer, ¿cierto?
Porque caer nos da miedo.
Y sin darnos cuenta, tratamos de mantenernos agarrados a ese tronco seguro y empezamos a navegar muy cuidadosamente.
Despacio.
Tanto… que corremos el riesgo de quedar a la deriva.
Y en la deriva tus preguntas son respondidas por los pareceres de las otras olas, los otros capitanes y las otras velas.
Todavía no conozco a nadie a quien le guste esa sensación.
Y bueno, no tiene porqué gustarnos.
Sin embargo… es el momento idóneo para observar a quienes están actuando con integridad, humor, valentía, inteligencia y amor.
Sea el diálogo que sea que esté entablándose ahora entre tu cabecita y tu corazón, a modo de susurro o de potente voz, da un paso hacia delante.
No es necesario que sea comprendido. Ni apoyado.
Si esa conversación es el eco de la persona que intuyes que eres y te llena de significado, la aventura habrá comenzado. No sólo empezarán a abrirse puertas que hasta antes no existían sino que encontrarás fantásticos librentureros.
Y os acompañaréis.
Nos acompañaremos.