CUANDO SE CIERRA UNA VENTANA Y NO SE ABRE UNA PUERTA

 

 

Mi pequeño gran lector,

 

¿Cuántas veces habremos escuchado eso de que cuando una puerta se cierra se abre una ventana?

Después de ver la Vida con gafas de diferentes colores y sin gafas finalmente, lo que veo es un misterio y aunque sepamos que las cosas no suceden porque sí y que cuando una puerta se cierra, se suele abrir un portón, lo cierto es que no conocemos a ciencia cierta el mecanismo de sus bisagras.

Si observas algo que te ha sucedido y empiezas a deshilvanar sus hilos, seguramente te encuentras con una larga cadena de casualidades y causalidades. Y eso es muy hermoso, ¿no te parece?

Si yo nunca hubiera tenido aquella enfermedad no hubiera estado ingresada en aquel hospital de India y en sus treinta días de tratamientos, alegrías, silencios, lágrimas, nuevos amigos e introspección no se me hubiera ocurrido ir a aquel centro de Yoga cuando volviera a mi ciudad y entonces no hubiera conocido a Raúl. Y no hubiéramos aprendido y vivido tantas aventuras juntos.

Definitivamente, si no hubiera tenido aquella detestable experiencia profesional en 2008, puede que no hubiera sentido el impulso de dejar mi carrera en el campo del marketing para dedicarme a hacer lo que amo. Es decir, que Librentura no existiría, ni tampoco todo lo que me ha llevado hasta aquí desde entonces.

¿Tú crees que somos universos ordenados? Si hay un orden, debe ser un orden algo guasón (cruel a veces) y caótico. Sin embargo, inclinarse ante ese orden que no alcanzamos comprender, soltar nuestros controles y dejar que la Vida nos saque a bailar (aún cuando es un ritmo que nos cuesta coger al principio) acaba siendo el más bello baile entre dos amantes.

La condición es CONFIAR. Saber que habrá un mensaje.

A veces parece que tu ritmo no acompasa con tus sueños, que no acabas de encontrar el lugar, que recibes muchos no dónde te iba bien un sí.  Entonces puedes sentir la tentación de olvidarte de aquello que te hacía vibrar, de enterrar el brillo, de pensar que la Vida es un terreno demasiado pedregoso o de rendirte a una Vida insípida. Quizá lo necesitas para volver a sentir el tono cándido y lleno de frescura de tu Voz diciendo… Vale la pena.

Cuando confías no tienes miedo a equivocarte. No hablo de confiar únicamente en ti, hablo de confiar en ese campo más grande al que pertenecemos. Camines por dónde camines, si te sientes sostenida por la tierra que pisas y si estás dispuesta a aprender y a experimentar, todas tus decisiones serán apropiadas. Digan lo que digan. Porque para algunas miradas, decidir que hoy viajas a Singapur, mañana a Londres y pasado a Valparaíso será digno de ser tratado por un especialista, pero sólo tú sabes que algunas veces hay que dar algunos rodeos. No es algo que se pueda evitar, el anhelo de una vida vivida nos empuja a salir de esa rutina insípida y a bucear en otra, que aunque aparentemente más incierta, está llena de aventura, de cosquillas en la barriga, de crecimiento y perspectiva.

El viernes hubo una carrera nocturna en Benicássim, dos mil personas corriendo. A algunas les llevo media hora; a otras 35′;  40′;  50’…  una hora. Pero todos compartían algo: no era la primera vez que salían a correr. Cada entrenamiento les llevo hasta allí.

Verles correr, cada uno con su estilo, con sus tiempos, consigo mismo como equipo o con un equipo de diez… me hizo preguntarme ¿cuántas ganas tienes de abrir esa puerta?, ¿estás dispuesta a que tiemble tu comodidad? ¿a que se derrita tu orgullo? ¿estás dispuesta a salirte del folio?

Y es que a mi también me pasa, justo lo que lanza por los aires mis pilares más familiares es lo que más deseo hacer. Y en mi pequeña e intensa trayectoria, eso que me ha empujado, lo que me ha retado, lo que me ha llevado a conseguir lo que me decían que era imposible o una locura, es lo que más alegría me ha regalado. El mundo se llena entonces de un centelleo cómplice y te recorre una energía que bien puede licuar cualquier límite.

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· Tómate un tiempo para que las cosas reposen.

· Dedícate a hacer cosas que disfrutes.

· Pasa tiempo contigo.

· Come sanito y delicioso. Reconforta tu barriga.

· Rodéate de esas personas que son para ti bálsamo, amor y motivación.

· Establece un diálogo con ese campo más grande que tú. Todo no depende de ti.

· Escribe, reflexiona, siente… sobre lo que has vivido.  ¿Qué puedes aprender?

· ¿En quien te conviertes cuando has aprendido eso?

 

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· Confia. CONFIA. El resultado de lo que fue es la semilla de una futura experiencia.

· Olvídate del engaño del control. Creer que lo tienes todo bajo control es una trampa.

· Escucha tu voz.

· Corre tus riesgos cuando te sientas recargada, sincronizando inteligencia, corazón y acción.

· Y  apúntate a Des-cubrete… un curso online  tan sencillo y práctico como revelador para conocerte y comenzar tu pequeña gran revolución personal.

 

 

¿Qué puerta sueñas con abrir?

¿Eres consciente de lo que te lo impide?